La piedra es el material de construcción tradicional por excelencia. Por su gran resistencia era utilizada en los arcos y pilares de los edificios más representativos y en los muros de todo tipo construcciones. Actualmente seguimos empleándola en fachadas de piedra porque nos da un aspecto de solidez que valoramos extraordinariamente.
De la piedra tenemos que destacar algo fundamental: se trata de un material completamente natural que se obtiene directamente del terreno. Como acarrearla tiene un coste, normalmente construimos con la piedra del lugar. Por eso las construcciones de cada zona tienen su propio carácter. No solo el color, también la forma en la que cada piedra nos permite tallarla condiciona el aspecto que tiene. Su gran resistencia permite que sea reciclada y no es infrecuente que usemos en unas construcciones la piedra procedente de otras. Todo ello hace a la piedra un material ecológico y ligado al medio ambiente.
Las fachadas de piedra laja
Algunas piedras se exfolian fácilmente en lajas, piezas poco gruesas y relativamente planas, que permiten diferentes usos. La pizarra es la más conocida y se utiliza como teja por permitir lajas muy delgadas. Las lajas más gruesas de otro tipo de piedras las aprovechamos para las fachadas. Actualmente construimos las fachadas en varias hojas paralelas, normalmente tres: la hoja interior, la del aislante térmico y la hoja exterior. Esta hoja exterior tiene por misión fundamental proteger a las otras dos que son mucho más débiles. Para esa hoja exterior, las lajas de piedras resultan óptimas ya que se añaden muy fácilmente al soporte de ladrillo basto y le aportan la resistencia necesaria.
La inercia térmica de la piedra, su capacidad para almacenar el calor, amortigua la temperatura de una vivienda. Es lo que nos resulta acogedor de las casas de piedra, que en verano están frescas y en invierno mantienen el calor del interior.
Otra característica importante de las fachadas de lajas de piedra es que estas prácticamente no tienen absorción de agua. Cuando usamos otros materiales que sí absorben agua corremos el riesgo de que se hiele en climas fríos, aumente de volumen y rompa el material. Es lo que conocemos como heladicidad, y es por lo que algunos materiales están prohibidos en exteriores.
La estética de la piedra
El carácter tradicional y sólido de la piedra es un valor en sí mismo, pero a veces nos interesa combinarlo con otros aspectos para darle un aire más moderno a nuestra casa sin por ello perder la calidad. El simple uso de grandes ventanales que las carpinterías de hoy nos permiten ya aligera sobremanera a un paramento de piedra. El despiece de la piedra también es algo que debemos considerar. Si es de piezas pequeñas el peso visual aumenta y para compensarlo podemos mezclarlo con otros paramentos lisos de modo que resaltemos la parte que más nos interese.
Un elemento de diseño interesante es hacer que la fachada se nos meta en el interior de la casa y conforme alguna de las paredes. Cuando nos sentemos en torno a la chimenea o subamos por la escalera, la piedra nos recordará el carácter rural de nuestra casa.
De entre los diferentes tipos de lajas de piedra, las fachadas con piedra de laja maragata tienen unas características que las hacen especiales. Son piedras cuarcitas, muy duras, de colores pardos y rojizos propios de nuestra zona de Astorga. Podemos colocarlas con las juntas abiertas acentuando el carácter rústico o con las juntas cerradas mediante un mortero claro, lo que nos dará un aspecto más monolítico. El resultado es, en ambos casos, una buena combinación de lo tradicional con la calidad y de lo ecológico con lo práctico.
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